Un Quarter Log Cabin.

Este es fácil: coser a partir de un cuadrado a los lados, lo que se llama Quarter Log Cabin.

Quarter Log Cabin.

Utilicé una tela blanca tono sobre tono para el cuadrado inicial, una sólida burdeos o «bordeaux» y una estampada de flores grandes en burdeos, ocres y dorados para que el dibujo se pierda en las piezas tan pequeñas que corté: tiras de 2,5 centímetros cosidas a pie de máquina con el prensatelas básico de mi máquina, no con el de 1/4 de pulgada, justamente para que el pie de máquina «se coma» tela y estreche las tiras. Truquis 😉

Un Windmill tradicional.

Uno tradicional, va… Levante la mano a quién le gusta el Patchwork Tradicional:
🙋
¿A mí me gusta? ¡No lo sabía!. 😂😆

Creo que el Patchwork es como el Jazz: primero tienes que tener años de estudio de música, lectura, técnica, prácticas, para luego olvidarte de todo e improvisar.
De lo contrario, ¡Qué aburrimiento, mamma mia! 🙌🙋🙈🙉🙊

Aproveché unos restos con forma de triángulos y los uní formando un cuadrado. A su vez los corté de nuevo por la diagonal siguiendo la técnica del Half Square Triangle. Luego decidí unirlos nuevamente formando esta suerte de estrella o de aspas tan tradicional que también es llamada Windmill que significa «Molino de Viento».

Telas que usé: solida color burdeos,, tono sobre tono del mismo color y tono sobre tono blanca.

La Puerta de mi Casa.

Luego de convencerme (con buenos motivos, oiga) para continuar realizando inchies (al menos cien, vaya), se me ocurrió hacer la puerta de mi casa, que es de color verde. Color al que va a pertenecer esta pulgadita:

Se trata de un inchie dibujado en un papel de 5 x 5 centímetros para realizarlo en la técnica del Paper Piecing. Usé una tela verde oscura para la puerta propiamente dicha (verde petróleo para quienes saben a qué me refiero) ya que la puerta de mi casa es de es de madera y está pintada de ese color (en el caso de mi puerta realmente está pintada en verde botella, para quienes también sepan de qué hablo :P). Las «paredes» son de la tela blanca tono sobre tono que estoy usando para todos los inchies. El suelo es de color marrón beige. Bordé el cerrojo simulando la chapa de metal dorado que lo enmarca y bordé en el suelo un rombo de color marrón, evocando los baldosines que hay en el rellano y que cada vez que miro al suelo me recuerdan al English Paper Piecing por su figura geométrica teselada.

En el suelo, los rombos teselados de la entrada de mi casa.

Y, además, quise hacer una puerta porque tengo especial admiración por ellas. Creo que el momento de la creación de una abertura en una sala tuvo que ser un descubrimiento hacia otra interioridad, hacia otro espacio y su habitabilidad. Me gusta hacer fotos de ellas por donde quiera que vaya y tengo una colección de fotos en mi perfil de Facebook llamado «Puertas».

¡Espero que te guste!. 🙂

Cuadrados y lunares.

Este inchie en blanco y negro es un rejunte de mini cuadrados que hice durante algunas pruebas y que no me gustaban. Los había dejado marginados, no me interesaba usarlos. Pero finalmente sí los uní y me quedó así:

Tela negra sólida y blanca con lunares negros. Sin más, mi muy sencillo.

Son dos mini bloques de cuatro cuadrados de diferentes tamaños que uní igualándolos con una tela blanca con lunares negros, la misma que usé para los bloquecitos. A los lados, enmarqué con tela negra sólida. Y ya está. Todo a mano alzada, sin medir ni dibujar.

Inchies negros y los consejos de Yolande y Claudia.

¿Inchies? 🔳🔲
¿Qué es eso?⁉ ¿No lo habías dejado? Es que hace mucho no publicas uno…
¡Tome un regalito, Señora!

🔫🔪💣P U M…

SÍ. Los inches are back in town. Iba a terminar con ellos haciendo los siete negros finales pero mi profe Yolande una compañera de clase, Claudia, objetaron: «¿Cómo vas de dejar de hacerlos?. Debes seguir, te faltan colores y así el Quilt será más grande y divertido a la vista».

¡Y tienen razón!. Pero yo que quería terminar con ellos…😕😄 Montar el sándwich, acolchar, ver la disposición final de todos los inchies juntos…

«¡Hazte uno por día!». «365». «¡El reto de los 100!»…

Niente, basta!. Eso sí que no.

Ahora que todo el mundo los hace y yo, que quería terminar ya, me dan argumentos para que continúe. Y me han convencido, no se crean… «arguméntame algo bien fundado y te haré caso», es mi lema. 😎

Hoy, un inchie con retraso de los siete negros finales. Cuando los termine, haré de diversos colores, «los que me faltan».

Telas de gatos, ¿cómo no?.

Hice previamente unas líneas en mis folios de 5 x 5 centímetros para trabajar en Paper Piecing, usando por primera vez esta tela de gatos, junto a otras blancas y negras.

Ortografía por favor

Hice este hexágono con uno de los patrones que le compré a Jara para hacer, algún día, el famoso proyecto de «hexies» en English Paper Piecing. Me gusta la idea de ir haciéndolos en un viaje, en el sofá, en cualquier ocasión, con restos de telas (este hexágono tiene 5 centímetros de ancho) e ir reservándolos para unirlos finalmente y tener un trabajo muy vistoso debido a esta figura geométrica tan llamativa.

Hay una especie de locura con ellos, a muchas personas les resulta un «vicio» hacerlos, porque engancha mucho ver lo rápido de los resultados y que se pueden aprovechar los restos de telas de otros quilts a los que tenemos mucho cariño.
Existe un grupo realmente multitudinario en Facebook que se llama Patchwork: Hexies of the world donde personas de todo el globo se reúnen a coser hexágonos y a mostrar sus proyectos, es realmente fantástico.

Lo que no es tan fantástico es leerlas… Menudas faltas de ortografía, oiga…
Para que se hagan una idea de mi nivel de fijación con la ortografía, esta semana escribí una palabra con «y» en lugar de «ll», un amigo me marcó el error diciéndome: «ortografía por favor», tal como se titula este post y no puedo vivir desde entonces 😛
En este grupo he llegado a leer la nefasta inexistencia del vocablo «exagono» y de repente sentir que se me caían las córneas. Es por eso que en este inchie hago hincapié en esto que aquí predico:

Hexágono con HACHE y EQUIS, por favor…

El prefijo «hexa» significa seis. Es SIEMPRE con hache y ni hablar de la equis, por favor. No hay más. Gracias y disculpen mi molestia. La suya, no saben lo que me perjudica a la vista.

Está realizado con la técnica de English Paper Piecing, donde se hilvana la tela a un patrón previamente cortado en papel o cartulina con forma (en este caso, podrían ser otras figuras, generalmente teseladas) de hexágono y donde luego se cose a la tela con puntada escondida. Utilicé una tela de Alexander Henry que se llama «Honky Tonk Stars» con dibujos de estrellas, en una base de tela solida blanca. Lo he bordado con hilo negro DMC y he escrito mi consejo:

Hexa. 6. Seis. Con H y X.

Editado:

Mi amiga del Facebook Lourdes Taller de Patch, quien está haciendo inchies bordados de 1″, uno por día, los 365 días del año, me mandó por privado esto:

«Exágono
Adjetivo calificativo que hace referencia al hexágono. La Real Academia Española de la Lengua admite correctas estas dos acepciones, tanto hexágono como exágono»

Me quiero morir.

¡Los últimos, los negros!

Señoras y Señores: ¡Han llegado los inchies de color negro que serán los últimos antes de montarlos todos juntos!

Hubo una duda antes de empezar con los negros, básicamente porque «el negro no es un color», quiero que lo sepan de una vez. 😛
El precioso negro es AUSENCIA TOTAL de color y, como tal, debía ser el último de los inchies, nucleando pues todos los colores dentro de sí.

Motivo por el cual, también decidí a la par no hacer inchies grises y siguiendo la misma premisa: «el gris es un/uno de los tono/s dentro de la escala del blanco al negro».

Uno de ellos, el de más atrás en la foto, es una especie de número siete que no me salió -o sí- y que se entiende un poco mejor gracias a que involuntariamente hay un lunar de la tela blanca justo al lado de la tela negra. Era muy tarde por la noche, estaba muy cansada, no es justificante de nada, pero realmente quería hacer otra cosa, conseguir otro resultado y me salió eso. ¿Es probable que entre dentro de los llamados «Inchies Esperpentos»?: sí, es probable. ¿Es probable que se quede más resultón a la hora de acolcharlo?. Sí, también es probable. Démosle una oportunidad a su fealdad, pues. 😛

Con el otro, partí de un cuadrado de 1 y 1/4″ de una tela con figuras musicales al que cosí a sus lados una tela sólida negra a modo de Log Cabin e hice lo mismo con la misma tela de música a sus lados, a su vez. Sin más, sin paper piecing, sin dibujar, a mano alzada.

Así, sin más, chin pum. Quiero verlos ya terminados, para empezar a montar el sándwich y verlos todos juntos, cómo los dispongo, en qué orden, etc.

La Clave de Fa.

La clave de fa situada en la cuarta línea del pentagrama se denomina clave de fa en cuarta y antiguamente «clave de bajo», ya que la música para la voz de bajo se escribía en esta clave. Se trata de la clave en uso que permite escribir sonidos más graves sobre el pentagrama.

Con este símbolo tan particular, iniciaban mis partituras para bajo eléctrico allá por mi post adolescencia cuando comencé a estudiar música. Hoy, lamentablemente, poco recuerdo de esas bellas épocas pero adoro ver este símbolo tan guapo que hay que escribir al iniciar la escritura y en la cuarta línea del pentagrama.

El inchie de la clave de fa junto a mi Squier Precision.

Utilicé como fondo una tela beige con, justamente, partituras en tonos marrón y ocres que tenía de una agenda que mi ex compañera Scrapcuky forró para regalar. Recorté en marrón una clave de fa que apliqué con esta puntada que tan poco me gusta y que se llama festón y a los dos puntitos que se dibujan a los lados de la cuarta línea del pentagrama los bordé con hilo de Coats Fabra «Dalia».

Es un homenaje a mis doce años intentando traer conmigo a mi bajo eléctrico, el cual -por fin- está en casa desde hace una semana y luego de casi un año de cruzar el charco.


La Ciudad Marrón.

Estaba retrasándome con el temita de los inchies de color marrón, me faltaban dos, no sabía ya qué hacer. Porque hacer todos basándome en la consulta popular que hice en Facebook ya me parecía carente de creatividad, algo que no suele faltarme, honestamente. Así, me di cuenta que los cinco inchies que ya tenía realizados y publicados eran todos con fondo blanco y pensé que era hora de hacer uno completamente marrón. Las telas de color marrón que tengo son en un 2% bellas, las demás se ven afectadas por mi desencanto absoluto. Aún así, cosí tiras rectas en paralelo de cada uno de estos tonos de marrón y me dispuse a bordar edificios que previamente dibujé en este inchie. Utilicé hilos de bordar de Presencia y el que tengo de hace muchos años de Coats Fabra «Dalia», dos tonos de marrón nada más.

Mientras lo estaba bordando, recordé dos libros que leí y en su título llevan la palabra «Ciudad» o «Ciudades». Recordé a Mario Vargas Llosa en su temprano «La Ciudad y los Perros», novela que me entusiasmó y atrapó; y luego la genialísima «Las Ciudades Invisibles» de un señor al que siempre le envidié el nombre: Ítalo Calvino. Ambos me gustaron mucho, en mi lectura obligada del colegio secundario, pero quizás el de Calvino marcó más mi manera de escribir posterior y mi curiosidad por las ciudades que de igual manera vino posteriormente a mi vida.

LAS CIUDADES Y LOS MUERTOS.
«Lo que hace a Argia diferente de las otras ciudades es que en vez de aire tiene tierra. La tierra cubre completamente las calles, las habitaciones están llenas de arcilla hasta el cielo raso, sobre las escaleras se apoya otra escalera en negativo, encima de los techos de las casas pesan estratos de terreno rocoso como cielos con nubes. Si los habitantes pueden dar vueltas por la ciudad ensanchando las galerías de los gusanos y las fisuras por las que se insinúan las raíces, no lo sabemos: la humedad demuele los cuerpos y les deja pocas fuerzas; conviene que se queden quietos y tendidos, tan oscuro está. De Argia, desde aquí arriba, no se ve nada; hay quien dice: —Está allá abajo— y no queda sino creerlo; los lugares están desiertos. De noche, apoyando la oreja en el suelo, a veces se oye una puerta que golpea.»
Italo Calvino, «Las Ciudades Invisibles», 1972.