Poner normas para luego olvidarlas.

De repente me vi usando en los últimos inchies, siempre el color rojo. No me estaba dando cuenta, pero todas las telas que estaba eligiendo eran de este color, además del blanco que estaba utilizando de base. Así que pensé una nueva norma, la tercera de este viaje con los inchies:

3) Los primeros siete serán de color rojo, un color por cada semana.
En mi afán de no preestablecer normas e ir forjándolas sobre la marcha, como siempre, salió este bloquecito:

Este inchie es un bloque de Log Cabin, como ya sabéis muchas, uno de nuestros bloques preferidos por todas. Hecho a mano alzada.

Si bien estaba estableciendo normas, la anterior de «todas las tiras de telas se cortarán a 1 pulgada» no estaba siendo del todo tomada en cuenta, tal como se ve en las tiras blancas internas, las número 1, 2 y particularmente las 5 y 6. Pero bueno, el propósito siempre fue aprovechar los restos de telas que tengo por ahí y a su vez también me gustó como quedaban los diferentes grosores, entonces así lo dejé. Mi intención era seguir cosiendo raudamente más inchies, ¡me estaba enganchando y no me importaba otra cosa!: «¿quedó bien?, vamos con otro, dale», era mi pensamiento.
¡Solo quería ver cómo sería el siguiente!.

Esto de poner normas y luego no hacerles caso, es muy de la Tía Lucha. Ya me irán conociendo de a poco. Quien diga que no le pasa, ¡que me cuente el secreto!. ¡Me hace falta!.
¡Hasta la próxima locura costuril!

El tan temido tema del Color en Patchwork.

El tema del color es un tema muy delicado para muchas personas que hacen Patchwork. Delicado al punto que solían decirme, cuando trabajaba en una tienda de Patchwork en el centro de Madrid y me tocaba venderles (y cortarles) telas: «¡ay, no!, qué poco me gusta elegir telas». Me decían, también: «¡miedo me da elegir colores para mi nuevo proyecto!». Pero el «elígemelas tú», junto al «espera que está viniendo mi profesora y me las elige ella», eran el no va más de la negación al color. Yo les respondía que elegir telas era lo más divertido del mundo, ¡y no me creían!.

Saber elegir telas es más sencillo de lo que parece. En serio, no es para tanto. Elegir telas es PARTE FUNDAMENTAL del proceso creativo de la confección del Patchwork. No vale de nada coser perfectamente una puntada escondida si no sabes elegir telas. No es un tema menor en absoluto, y debería ser un temario aparte dentro de los programas de cualquier taller de Patchwork. Siempre que hablo con profesoras, se los digo, que intenten incorporar clases de color en sus talleres, pero sus respuestas suelen ser: «A mis alumnas no les gusta. No tienen paciencia. Les resulta muy difícil, se agobian, y yo no puedo permitirme eso.»Está claro que no lo puedes permitir como profesora porque, si una alumna se aburre o siente que no puede con ello, al final dejará el taller. Aún así, hay que hablarles mucho sobre el color, al menos en el día a día de las clases, porque permitir que tu profesora te elija las telas, o que las compañeras te den consejos sobre cual «combina» mejor o cual no, no te hará avanzar hacia el conocimiento del Patchwork, y siempre dependerás de otra persona. Y en verdad, Señoras, el tema del color es relativo. Una vez que entendamos esto, todo va sobre ruedas. Hay que soltarle la mano a eso de «¿con cuál combina mejor?».
Os voy a dar la respuesta a esa pregunta, ahí va: TODAS COMBINAN MEJOR, cualquiera de tantas combina mejor, no hay sólo una que combine bien con una sola tela. Porque, y como dice Carmen de Komola, quilter con premios en el Festival Internacional de Sitges y participaciones en el de Houston: «No hay una tela fea, todas son bonitas si sabes combinarlas».

Si bien hay unas normas dentro de la Teoría del Color, también las hay para según qué tipo de impacto queramos dar con el trabajo terminado. Es por eso que hay que hacerse ciertas preguntas previas antes de elegir nosotras mismas, y no otra persona, las telas. ¿Porqué digo esto? porque la labor la vas a coser tú, no tu profesora ni tu compañera a la que le estás pidiendo consejo, y el trabajo terminado será para tu casa, para un familiar, o para alguien a quien le estés haciendo el trabajo. Con lo cual, las opiniones de terceras personas pueden ser válidas pero siempre, siempre, quédate con tu propia elecci

«Lucianosky, vos escuchá mi consejo, pero siempre, siempre, quedate con el tuyo».

Me decía mi querido nonno Filippo.

Entonces, mis queridas, aprendan a elegir ustedes mismas sus propias telas. Pero antes, háganse preguntas: ¿para quién será este trabajo, una vez terminado?, ¿qué colores le gustan o son sus favoritos?. ¿qué estilo le gusta?. Y si es para vosotras mismas, las preguntas hay que hacerlas en primera persona. Son cosas que hay que saber de antemano.
Pierdan ese miedo a elegir telas, ¡será divertido!. No saben la alegría que es para mí el momento de elegir telas, créanme, se puede disfrutar de ese momento una vez que adquieren ciertos conocimientos sobre color. No hace falta que estudien meses y meses al respecto (ojo, que si quieren hacerlo, ¡adelante!), pero que entiendan al color que está en las cosas sencillas, en las calles, en la naturaleza. Esa es la mejor forma de aprender y la que siempre recomiendo: mirar la naturaleza y a nuestro alrededor para aprender de color.

¡Por supuesto que funcionan bien!. Sino, pregúntenle a mi amigo Papagayo.


Miren con atención fotos de pájaros, vayan a la biblioteca a buscar libros, o si no miren en internet paisajes, animales, tomen notas y van a entender que la composición del color no es tan difícil de organizar. Con el tiempo, el ojo se va a acostumbrar a estos ejercicios y van a lograr entender sin pensar cual es el color mejor para otro color, al final será como montar en bicicleta. Poco a poco, irán forjando sus propios colores, los que caractericen sus trabajos, aquellas que no tengan aún una marca registrada propia de color (a muchas les gusta el color de las telas de «Tilda», o el color de las telas de «Moda», o los Batiks, los estampados, las Countries; algunas nunca usarían amarillos, otras todo lo contrario, o son de azules, de beiges, de verdes… estas serán sus propias marcas registradas que se verán en sus Quilts y las representarán) y les será, entonces, todavía más fácil elegir colores.

Un apartado al respecto de las telas de Moda y con todo respeto a ellas, ya que me parecen adorables sus estampados y el tacto de sus algodones, a la hora de coser, inigualable: comprar siempre telas de Moda por su estampado es sencillo, por no decir facilista. Porque Moda ya tiene preparadas las colecciones año a año para que cada una de sus telas combinen perfectamente, te compres una cuarta de cada una de ellas, o un metro de sólo cuatro colores. Todas, absolutamente todas, combinarán, y aunque las compres de temporadas pasadas, también van a combinar, no te preocupes que si te falta un color alternativo a las que ya tienes en casa, seguro que si son de Moda, alguna cosa encontrarás para terminar de armar la paleta de colores de tu proyecto.
Pero, ¡cuidado!. Esto es un arma de doble filo: porque por un lado te ayuda, y mucho, a que todas tus telas combinen siempre, perfectamente ¡qué alegría, me encantan las telas de Moda!; pero por otro no te ayudará a que tú misma hagas el ejercicio de elección de telas por color, según el proyecto que tengas que confeccionar y para quién.
Siempre habrán Quilts con telas de Moda acertados, pero ¿no les parece siempre lo mismo?. Anímense a correr pequeños riesgos, salgan del armario de las telas de Moda, utilicen otras que serán también grandes ayudantes para el ejercicio del color.

Y, por supuesto, lo que todas ya sabemos: en los orillos blancos de todas las telas del mundo, están enumerados los colores de la paleta que estarán presentes en esa tela que quieres usar. Si no encuentras otra de su misma colección (no todas las tiendas compran todas las colecciones de todas las marcas de telas que nos gustan. Física y económicamente es imposible), entonces puedes ver esa paleta de colores del orillo de tu tela y buscar otra tela que le combine.

Nunca olviden que, para aprender, hay que hacer «prueba y error»: Preparen mini bloques de restos de telas (¡hagan como yo, los inchies!) aunque sea uniendo tiras rectas sin más, algo simple, con colores que nunca antes hubieran usado o mezclado tan solo para ver el resultado; tengan siempre a mano lápices de colores y papel para dibujar colores juntos, los que más les guste, hagan muchas pruebas, siempre. Pero ante todo, mirar con atención el color en todas las cosas, no solo en las telas. En otro post escribiré sobre Teoría del Color pura y dura, para no aburrir más por hoy.

Porque, ante todo, ¡hacer Patchwork tiene que ser divertido, igual que jugar con el color!

Esos inchies a mano alzada.

Evidentemente, no son perfectos mis inchies, claro que no. Mi entusiasmo por hacerlos cuanto antes, me hizo trabajar a mano alzada, sin pensar en las mediciones, sin dibujar previamente, tal como nos enseñan como Regla Básica nº 1 en Patchwork:
«Tomarás medidas, dibujarás en papel milimetrado, o en cuadriculado de 5×5.»
No, yo no tenía tiempo para sentarme a dibujar, para sentarme a pensar previamente en si el margen de costura de 1/4″ estaría incluido o no, si mejor hacer Paper Piecing, si hacer todos Crazy, si hacer Tradicional (¡imposible con tan poco espacio de trabajo!), si hacerlo Moderno… solamente quería revolver mis restos de telas y empezar.

Cuando me puse manos a la obra, como conté en mi entrada anterior, ya sabía que mis inchies iban a tener 3″ pero las telas aún no tenía claro a cuanto las iba a cortar, es decir, si iba a preestablecer unas ciertas normas. «Estás haciendo Crazy, calmate», me dije nuevamente. Pero no, no quería hacer «solamente» Crazy en lo sucesivo, por eso me salió este bloque tradicional de Paper Piecing que se le suele llamar «Pinneapple» (Ananá o Piña, traducido al español).

Mi nuevo inchie, una especie de «Pinneapple» a mano alzada.

Así, y casi sin pensarlo, poco a poco me iba a ir dando cuenta que iba a cortar siempre tiras de 1″, al menos las de color blanco y que, ya era evidente a esa altura, iba a hacer todo a mano alzada.
Tenía, entonces, dos nuevas «normas»:
1) Vas a hacer todo a mano alzada.
2) Cortarás todas las tiras de color blanco a 1″.
Lo cual me estaba llevando a un nuevo pensamiento: El Color.

Pero eso, en el siguiente post. Mi cabeza no paraba de pensar, estaba en pleno proceso creativo. Uno de los momentos más grandes para cualquier persona, si los hay.

Mi gata Linda lo observa con cuidado. Más le vale…

¿Qué es un Inchie, Señora?.

¡Buenos días!. Otro día nuevo, nuevito del 2019 y ¡a coser!. Las que pensamos todo el día en Patchwork, sentimos que un día sin coser es como un día perdido. Así que, ¡allá voy!.

Finalmente y luego de varias pruebas sobre la marcha y no planificando mucho, (soy la antítesis de una persona ordenada y todo lo relacionado con lo artístico en mi vida fue, es y -creo que- será poco planificado: cuando estoy en medio de un proceso creativo que me entusiasma mucho y es inédito para mi, voy corrigiendo, armando y desarmando lo que será el resultado final . Sólo tomo mediciones cuando es evidentemente necesario, no se crean que soy una necia que no usa reglas, jaja), me decidí: voy a hacer «inchies» de 3″. Pero… ¿qué es un «Inchie», señora?.

Un inchie, es, traducido literalmente, una «pulgadita». Sí, de pulgada, esa otra medida que utilizamos en Patchwork que, en verdad, es «LA» medida, la medida de todas las cosas. Muchas de ustedes se resisten a las pulgadas pero, créanme, funciona mucho mejor trabajar en pulgadas cuando utilizamos telas de Estados Unidos que vienen en yardas. Es decir, TODAS. Pero no se preocupen que de esto hablaremos en otro capítulo, también.

Entonces, un inchie, es un trabajo hecho en una pulgada. ¡una sola!. Hay verdaderas creaciones en Patchwork e incluso en Mixed Media (en donde leí por primera vez este nuevo vocablo) que se hacen en 1″, en 2″, en 3″… ¡preciosuras!. Sólo bastará poner la palabra mágica en Pinterest y saldrán miles de ejemplos. Lo verdaderamente interesante de los inchies es la posibilidad de utilizar restos de tela, esos tan pequeños que creemos que no nos servirán para nada y, sabiéndolo, no los queremos tirar a la basura. Entonces, vuelves a utilizar esas telas que con tanto cariño usaste para otros quilts mil veces más grandes y que tan lindos recuerdos te traen.

Así fue que me senté a la máquina de coser y empecé a mirar el tamaño de una pulgada: 2,5 centímetros. Me dije: «Lucha, calmate. Vos no tenés tanta destreza para semejante miniatura». Por lo que pensé en hacerlos de 2″, pensando también en los imprescindibles márgenes de costura. «Bueno, los hago de 2″ incluidos los márgenes». Al empezar a coser, la cosa se tornaba dificultosa de hacerla exactamente de 2″ sin tomar medidas , y lo que pasó es que mi inchie de 2″ se estaba pareciendo más a uno de 3″, porque las tiras de restos de telas que estaba usando, también las estaba cortando sin pensar ni medir, como en un Crazy. «Bueno, no es tan mala medida. Restándole los márgenes de costura, se quedará en un mini bloque de 2 3/4».
De a poco, sin medir, me fue saliendo esto:

Este es el resultado de mi primer inchie, me salió la letra T, sin pensarlo, ¡lo juro!. Me recordó a mi padre, al que llaman Tito desde que era un niño. Va para él.

La gesta.

¡Feliz Año!
Esperando que sea mucho mejor el 19 que el 18, y dicho esto, comienzo esta aventura de escribir sobre Patchwork & Quilting. Acá va:


El otro día estaba navegando por diferentes redes sociales y encontré a una mujer que se hace llamar Night Quilter.
Se trata de Kitty Wilkin, una «quilter, diseñadora, bloguera, fotógrafa que cose cuando sus hijos están en la cama», según cuenta en su perfil de Instagram y que hace ¡de todo!. Tuvo un reto con el hashtag #100daysofsewsmaller donde se animó a coser CADA DÍA un mini bloque que, acabado, tiene 1 1/4″. Sí, leíste bien, UNA PULGADA mas su CUARTO DE PULGADA de márgen de costura. Una arriesgada, una meticulosa genia. Los invito a todos a que vean su perfil donde pueden ver fotos preciosas de las miniaturas que hizo en paper piecing de tan solo una pulgada y un cuarto.

La tía Lucha pensó: «Es una locura, vamos a ver el tamaño de una pulgada a la tabla de corte».
Pero es que la tía Lucha en ese momento no tenía tabla de corte… Algún día contaré mis aventuras y desventuras por lo que tengo mis herramientas y telas dispersadas entre Buenos Aires y Madrid… hoy no.
Hoy quiero hablar de que me pareció una locura de las de verdad, una pulgada en mi mundo en centímetros son DOS CENTÍMETROS Y MEDIO. Pensé: «Lucha, calmate. Vos no tenés tanta capacidad con las miniaturas». Seguí pensando unos cuantos días sobre esto, porque me parece una preciosidad absoluta, algo admirable.
En el entretiempo, mi madre madrileña me obsequió una tabla de corte, un día que le dije que quería comprar una. Así que me fui a casa con la tabla y la coloqué en mi nuevo espacio de costura que de a poco va tomando forma. Y la coloqué del lado de las pulgadas, con la ansiedad de seguir pensando todos los días en los «inchies» de esta colorida quilter.
Otro día de esta semana (todo esto sucedió esta misma semana que está transcurriendo, entre la Navidad y el Año Nuevo), y tal vez por la vorágine de la festividad de las fechas, se me ocurrió contactar con Kitty. Un poco para contarle mi idea de hacer algo parecido pero en español («not exactly the same», básicamente porque hacer un bloque de una pulgada es algo dificilísimo que necesita destreza y yo no creo poseerla), otro poco para «pedir permiso»; ya se sabe que en redes existen normas no escritas que hay que cumplir entre nosotros los que nos seguimos y, como mi admiración es real, quise hacerlo. Le escribí, en un inglés desperfecto y ella, amorosa, me respondió esto:

Es Genia, no hay otra explicación.

Así que con la bendición de mi admirada, me decidí: en mi primer día libre, me iba a sentar a coser esta locura.